La odontología preventiva, cuyo valor más alto es el mantenimiento de la salud bucal.
Se puede definir como la suma total de esfuerzos por promover, mantener y restaurar la salud del individuo mediante la promoción, el mantenimiento y la restitución de la salud bucal. Por lo general las personas acuden a la consulta odontológica cuando padecen caries avanzadas o sus complicaciones y muchas veces lo hacen cuando ya es imposible conservar los dientes. Por ello, la tendencia actual de la odontología es la prevención.
La filosofía de la odontología preventiva incluye:
- Considerar al paciente como unidad y no como un conjunto de dientes enfermos.
- Si el paciente tiene una boca sana tratar de conservar la salud.
- Diagnosticar y tratar lesiones lo más pronto posible.
- Rehabilitar al paciente.
- Dar educación para la salud del individuo, la familia y la comunidad.
Un programa de odontología preventiva debe realizarse en dos niveles: el hogar y el consultorio.
Las medidas a seguir en el hogar incluyen:
- Practica de una higiene bucal correcta, uso de dentífricos y cuando se requiera, enjuagues con flúor.
- Dieta adecuada.
- Tratamiento de cualquier enfermedad potencialmente perjudicial para las estructuras de la boca.
- Acudir a la cita con el odontólogo.
El programa en el consultorio debe contemplar
- Control de placa dentobacteriana.
- Aplicación de diferentes métodos preventivos, entre ellos uso de fluoruro en distintos medios.
- Instrucción al paciente acerca de dietas y alimentación.
- Aplicación de pruebas para valorar actividad de caries.
- Uso de selladores en fosa y fisuras.
- Educación y enseñanza para el paciente.
- Seguimiento o control con una frecuencia definida.
Uno de los objetivos primordiales de un programa de odontología preventiva consiste en ayudar al paciente a mejorar los hábitos que contribuyen al mantenimiento de la salud bucal. Por tanto, es necesario enseñarle a reconocer le existencia de estados indeseables de su boca, a comprender cómo se producen y a controlarlos.