La lactancia materna es recomendada por los pediatras hasta al menos los dos años y tiene demostrados beneficios sobre la salud, incluida la bucodental.
La caries dental es actualmente la enfermedad crónica más frecuente en la infancia, con una elevada prevalencia en preescolares.
En España, aproximadamente el 31% de los niños menores de seis años tiene caries, es una enfermedad infecciosa aunque la mayoría de las asociaciones de dentistas siguen considerando como los factores de riesgo de caries el biberón o lactancia materna a demanda o nocturna.
En 2015 el Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría emitió un comunicado asegurando que no existe evidencia científica sobre la relación entre lactancia materna y caries.
La verdadera y segura evidencia de provocar caries infantil, según la Sociedad Española de Odontopediatría, es la falta de higiene oral cuando el niño ya tiene piezas dentales y no la lactancia materna, por eso en sus recomendaciones de la alimentación señala:
Idealmente, la lactancia materna (LM) es recomendable hasta el sexto mes. A partir de esa edad, seguir las indicaciones de la OMS respecto a la lactancia materna pero dejando bien claro que se deben limpiar los dientes de los bebés después de cada toma del pecho. En principio sería LM a demanda hasta los 6 meses de edad y complementaria hasta los 2 años de vida según la OMS o hasta que la madre y el niño lo deseen, acompañados de unos hábitos de higiene oral adecuados.
Sería ideal intentar evitar la alimentación nocturna (biberón o pecho) a partir de la erupción del primer diente o, en su defecto, realizar la higiene bucal siempre después de las tomas.
La lactancia materna contribuye al desarrollo del aparato masticatorio, evita hábitos bucales que deforman la boca como chuparse el dedo y previene anomalías dentomaxilofaciales y maloclusiones.
El azúcar presente en la leche materna es la lactosa, que es el azúcar menos inductor de caries que existe. La leche materna tiene sustancias que impiden el crecimiento bacteriano y favorece la remineralización al facilitar que se deposite calcio y fósforo en el esmalte.
Además, la 'mecánica' a la hora de tomar el pecho hace que el contacto entre la leche materna y los dientes sea mínimo, ya que el pezón se sitúa al fondo de la boca y la leche se deposita en la zona posterior y se deglute rápidamente. Y si el bebé se duerme durante la toma, la leche deja de fluir al parar la succión.